miércoles, 28 de noviembre de 2007

ENTRE REFORMAS Y CAMBIOS


Es imposible en esta semana abstraerse del tema que terminará con la decisión sobre la reforma constitucional en Venezuela, lo he intentado, y no tengo en mi cabeza otro tema que éste, con lo cual es de ésto de lo que hablaré.

Entre tantas reformas y tantos cambios que hemos venido sufriendo desde hace ya casi 9 años, es ésta, la reforma Constitucional planteada por el Presidente y el Poder Legislativo, quizá la que más nos acerca a un definitivo y rotundo cambio de rumbo en Venezuela. Y es que, de entrada decir que las políticas del Estado deben estar dirigidas a construir el socialismo, no es poca cosa.

Así pues, establecer en la Constitución del país una limitación tan feroz a la posibilidad de conseguir formulas diversas y adecuadas para el desarrollo, que sean ó no socialistas, implica la adquisición de los boletos del tren que nos llevará a eternizar en el país la conflictividad y el atraso.

La Constitución, debe ser un documento que, nos unifique, nos incluya a todos, pues es el documento que nos pone de acuerdo en un conjunto de mínimos que garantizan la participación de todos en la vida nacional. NO este proyecto que nos separa de entrada, al establecer que el estado es socialista, cuando habemos millones de venezolanos que no creemos en un estado socialista como única vía, eso nos lleva directo a la exclusión de muchos y al conflicto permanente seguro.

La Constitución debe ser la carta fundamental que nos permita el desarrollo como ciudadanos con derecho a disentir, y a confiar en las instituciones, que en definitiva son el ancla de todo. NO este proyecto que causa la acumulación del poder en la figura presidencial, reelegible indefinidamente, y que en la práctica acabará con la independencia de los poderes públicos, entubando la labor de todos dentro de los designios, acertados ó no, legales ó no, de la presidencia de turno, sin que se pueda materializar el control entre dichos poderes públicos, eso nos llevará a la desconfianza y a la búsqueda de justicia por mano propia que incluye comúnmente a la corrupción.

La Constitución debe dar las pautas para el desarrollo regional, de manera de disminuir al mínimo aceptable la dependencia del gobierno Central -Petrolero de turno, pues es necesario que cada estado crezca y se desarrolle para beneficio de sus ciudadanos. NO este proyecto que autorizará al presidente a decretar, un conjunto de divisiones territoriales de los estados y nombrar sus autoridades, quienes solo responderán a los intereses del gobierno central, esto menoscaba la autoridad y competencias regionales, alejando aún mas el poder de la gente.

La Constitución debe ser el fundamento de la organización de los Poderes Públicos, de manera de permitir que los servicios sean prestados, y asegurar que las necesidades de seguridad, transporte, vialidad, escolaridad y orden urbanístico sean cubiertas. NO este proyecto que formaliza la informalización de las actividades que corresponden a Municipios, Estados y República, al crear estructuras que, fuera de la administración pública, deberán encargarse de todo, con fondos entregados directamente por la presidencia, lo cual redundará en la imposibilidad de resolver los problemas cotidianos y enormes de nuestras ciudades, pues será responsabilidad de los ciudadanos organizados en torno al presidente de turno.

La Constitución debe abrir las puertas a cualquier corriente económica, que en el marco de la libertad, permita el desarrollo que nos beneficie a todos, si bien no necesariamente con el enriquecimiento directo de cada uno de los 24 millones de venezolanos, al menos con la prestación de Servicios Públicos eficientes, que nos alcancen a todos por igual y nos permitan la vida en condiciones mínimas de dignidad. NO este proyecto que impedirá que cada uno de los venezolanos se dedique a la actividad económica de su preferencia, convirtiendonos en clientes políticos quie esperan las mijagas que "igualitariamente" a bien tenga repartir el autodenominado distribuidor de riqueza.

Entre tantos cambios y reformas, hemos perdido pues, la capacidad de estar medianamente unidos por un mismo criterio, LA DEMOCRACIA, que tanto costó construir en este país y que debemos mantener.

NO es con la imposición de una única visión, con posibilidad de reelección indefinida, que se mantiene y fortalece la democracia, al contrario, es con la diversidad y el disenso que se logra tal objetivo, y la Constitución debe garantizar tal posibilidad en el ejercicio de nuestra actividad privada y pública.

Entre tantos cambios y reformas, se diluye la razón, se diluye la esperanza, y se diluye el bienestar.

Entre tantos cambios y reformas se diluye la posibilidad de definir nuestros verdaderos problemas, pues siempre habrá un marco regulatorio nuevo para abordarlo, sin siquiera haber confirmado si el anterior era útil.

Revolución, sí. La Revolución de la Legalidad, y del bienestar para todos, es esa la única que debemos aceptar, y en torno a estas ideas debemos redactar nuestra Constitución, si es que realmente nos hace falta volver a cambiar.



NOTA: ESTE NO ES UN BLOG DE POLÍTICA. ESTE ES UN DESLIZ QUE ME PERMITO DEBIDO A LOS TIEMPOS QUE CORREN.

1 comentario:

Carla Mariela dijo...

Otros también nos hemos permitido el desliz de la política en nuestros blogs, creo que el momento lo ameritaba...