viernes, 22 de agosto de 2014

Amar es Vivir - La obra de mi padre



Fue ya hace varios años, que en medio de un momento de cambio en mi vida, fui a dar a la oficina de mi padre, donde instale mi práctica legal por un tiempo.

Pasé meses de grandes incertidumbres, durante los cuales tuve la inmensa fortuna de estar muy cerca de mi papá. A diario iba a su oficina a trabajar, todos los días nos veíamos, conversábamos y en muchas ocasiones almorzábamos juntos en un restaurancito tan malo como conveniente, donde por un monto razonable nos servían comida casera.

Estar con mi papá me generaba una sensación de seguridad indescriptible. A diario me preguntaba que tanto hacía él en la computadora, pregunta que me hacia con el necio desprecio de quien equipara la vejez con inutilidad. ¿Que tanto escribía este señor que ya se acercaba al final de su vida productiva? No lo sabía. En mi egoista infortunio no podía ver su dimensión, lo cierto es que pasaba horas, salía tarde a su casa, iba a la oficina los sábados y escribía, escribía mucho.

En esa época además de meterse en internet y de escribir sus pensamientos, y sus recuerdos, hablaba con vehemencia y elocuencia, tanto de economía como de política, de petróleo, temas que domina al derecho y al revés, entremezclados con su inquebrantable oposición a la infamia y destrucción de quienes se han erigido en todopoderosos en esta tierra de abundancia en recursos y carencia de buenas y útiles voluntades. También mostraba su tristeza, melancolía con añoranza de una juventud y de una posición de Pater Familiae que ya sentía perderse.

 Fue justamente así que me re encontré con mi padre y su inmensa sensibilidad, un hombre de imbatible honestidad y rectitud, con inmejorable preparación profesional, un intelectual perdido en un mundo comercial, desconocido y fatuo, el cual no escogió sino que se le atravesó en la vida como tabla de salvación, salvavidas destinado a no flotar.

 Ese hombre difícil de carácter y fácil de emociones, mi padre, se decidió a hacer un libro con sus poemas escritos desde su mas tierna juventud, todos versos que dan fe de un gran amor, un amor llevado hasta lo obsesivo por mi madre y sus ojos azules, era solo un niño cuando la conoció y mas nunca logro liberarse de sus sentimientos por ella. Ese amor de proporciones novelescas ha sido y es el pegamento que mantiene unida a mi familia, todos lo sentimos por cada uno, y ha sido contagiado a los “in-laws”, hasta el punto de que ellos -los hijos políticos- en ocasiones parecen los propios hijos, dadas sus demostraciones de cariño.

 Amar es Vivir, basado en una recopilación que hiciera mi hermana mayor tiempo antes, y terminado ese mismo año, debió esperar hasta mayo de 2014 para ser publicado, cuando Raque terminó su diseño y logramos sacar una edición pequeña y sorpresa, destinada a la familia y amigos muy cercanos de mis padres.


 Ese día, el de la presentación de su libro, era además su cumpleaños, María Elena y Raque prepararon todo, Silvia leyó desde Miami –via skype, la noche transcurrió entre abrazos, manifestaciones emotivas, una gran alegría y la lectura de algunos de sus poemas, una verdadera fiesta para celebrar su legado, presente en cada emoción que sentimos y en cada latido de nuestros corazones. Su obra.

Aquí dejo un fragmento de uno de sus poemas, el cual logra conmoverme...

 “Te pido un favor Renetica, 
Solo eso te puedo pedir, 
No olvides tú nunca
Aquel muchachito, Catire feíto, 
Anteojos al aire, Color camarón,
 Que te quiso mucho, Mejor… te adoró.”