miércoles, 26 de septiembre de 2007

PREMIO - Mis Postulados


Bueno señores, el amigo BuenSancho me ha otorgado el premio Thinking Blogger Award. El premio es bien interesante y halagador.

Ahora bien, el mecanismo de su aceptación, implica que, según las reglas, uno debe postular y otorgar el premio a 5 otros Blog, tarea por demás dificil.

Esta postulación debe ir acompañada de los link respectivos, además del link de quien te ha postulado. Aquí van los míos:

Rostros al Viento: Es un blog con todo tipo de obras cortas y cuentos de altísimo nivel literario, escritas por José Urriola, magnífico escritor y gran amigo.

Circo de los Hermanos Chang. Excelente recopilación periódica de obras literarias originales de gente actual venezolana. Los escritos van por temas, hay que estar pendientes de las novedades.

Tendido al Sol. El Blog del periodista y amigo Alfredo Meza, interesantes reflexiones de un periodista venezolano.

Unknown Pleasures. Comentarios sobre música y cultura, bien pensados, bien fundados, y bien útiles para saber mas cosas interesantes de la música que no escucharás en la radio.

Casi En Serio. El Blog de una venezolana en Montreal, el destino codiciado de muchos para huirle a la tragedia nacional, con todo lo que ella pone allí, de una manera deliciosa, dan ganas de irse YA!

Bueno espero les gusten mis postulados.

martes, 25 de septiembre de 2007

LA FURIA



Martes 9:00 pm – Los Palos Grandes. Caracas. Chacao, Estado Miranda

En un restaurante de la Cuadra Creativa, ese donde sirven una exquisita y muy caraqueña polvorosa de pollo, donde un maravilloso y refrescante té de Jamaica sorprende el gusto de los comensales, y donde de postre te dan un increíble “fondan de chocolate”, estaban reunidos por casualidad, Andrea, Natalia y su no tan pequeña hija, acompañadas por Gabriel y el abogado, ellos disfrutaban de su casual encuentro y cena.

Un vino tinto escogido por Natalia les hacía sentir mas alegría y placer del normal por estar en este sitio, donde el agrado es la regla.

Repentinamente, voces altas interrumpen la velada de todos, ¡Que no regañes a mis hijos! ¡Que a mis hijos los regaño yo!, recrimina un hombre gordo y alto cuyos hijos jugaban a correr y gritar entre las mesas del restaurante, mientras su madre conversaba por un celular último modelo.

Oye, es que tus hijos están molestando nuestra cena, responde el hombre mayor que comía un carpaccio y vino con su esposa. ¡Que no regañes a mis hijos te dije ya! Insistió el padre de los niños, levantándose violentamente de su mesa y enfrentándose en posición de pelea, su esposa seguía adherida al celular, nunca se enteró de lo que ocurría.

El hombre mayor, no se levanta, sino que insiste en que los niños deben comportarse y le exige a su padre: ¡ Entonces debes controlar a tus hijos, éste es un restaurante y es hora para que los adultos puedan cenar en paz!

Inmediatamente, el hombre gordo y alto, se enfureció, y con un manotón, tumbó la mesa del hombre mayor, regando la botella de vino en la ropa de su esposa y tirando al suelo la comida y todo lo que había en la mesa.

Cuando se disponía a golpear al señor mayor, aparecieron los cocineros del restaurante, quienes impidieron un peor desenlace.

Los comensales impávidos detuvieron sus conversaciones, sus respectivas cenas y su paz, los cocineros pidieron al señor gordo y alto con sus esposa e hijos abandonaran el sitio, el señor mayor y su esposa, ultrajados se retiraron también. Un malestar repentino cruzó el salón donde todos trataban de pasar un rato feliz, alguien exclamó: ¡Es la furia!

Sabado 2:00 pm. Altamira. Caracas. Chacao, Estado Miranda.

Pedro se dispone a servirse gasolina en la bomba PDV de Altamira, no hay congestión de carros, decide que la mejor opción es el surtidor de la esquina izquierda pues coincide con la tapa del tanque de su carro, decisión poco común entre los caraqueños.

Con un ademán lento y poco expresivo, el bombero de la estación le indica que ese surtidor está cerrado, razón por la cual inicia las maniobras para servirse en otro, decide que el del medio, el cual está libre, es, y justo cuando está dirigiéndose a él, un automóvil entrando a la bomba de gasolina a toda velocidad se lo impide, en la maniobra estuvo a centímetros de chocarle el carro.

Pedro reclama al conductor esta acción injustificada e innecesaria, el conductor inmediatamente le insulta y dice: ¿Si eres tan arrecho por que no te bajas del carro y me lo dices aquí? Pedro no tiene interés en un pleito mayor y mucho menos en una golpiza, aún así le responde insistiendo en su reclamo, seguidamente el conductor amenaza con chocarle el carro cuantas veces quiera, a lo que Pedro molesto responde: ¡ Inténtalo que podemos llamar a la policía ya mismo!, ésto causó una inmensa carcajada en el conductor, quien insistió: ¡ Llámalos pues, me muero del miedo! Jajajajajjajajajajajaja, se montó en su carro, y picando cauchos se largó. El bombero de la estación exclamó: ¡Pana La Furia!

Miércoles 7:00 pm. Los Palos Grandes. Caracas, Chacao, Estado Miranda.

Juan y Celia van caminando, ellos desean alquilar unas películas en el Block Buster de Las Cúpulas, están frente al cruce –paso de cebra- y al ver un carro detenido frente al rayado deciden cruzar.

Un funcionario de la Policía de Chacao está observando con una mirada perdida en el tiempo y el espacio, y justo al momento de cruzar, el vehículo se abalanza sobre Juan y Celia, quienes deben tomarse del capó del carro para no caerse al piso.

Pedro le increpa a la desprevenida conductora, una señora con el pelo pintadísimo de amarillo, quien maneja un carro sin usar el cinturón de seguridad y entregada a una conversación por celular: ¡ Señora esto es un paso peatonal, debe usted detenerse y esperar a que los peatones pasemos! La señora bajó su vidrio y le contestó: ¿Pero no ves que estoy pasando yo? ¡Esto es la calle imbécil!, seguido de un acelerón de su carro para irse a toda velocidad.

Una vez que Juan y Celia lograron pasar, le exigen al policía que ha debido hacer algo, a lo cual simplemente contesta: ¡No me digas nada….! Juan piensa: ¡Coño que Furia!

Algo pasa amigos míos, la furia se adueña de la ciudad.

viernes, 7 de septiembre de 2007

SUBIR AL AVILA




Hace algunas semanas, uno de esos domingos que, finalmente, no tienes una invitación a comer con algún familiar, uno de esos en que decides que ya es hora de quedarte en Caracas y no ir a la playa ni ningún otro lado, y que además amaneces como con ganas de regalarte algo de bienestar, decidimos subir al Ávila.

Esta vez subimos por La Julia, entrada nueva para mi pues siempre he entrado por Sabas Nieves, pero como ésa entrada se ha vuelto tan popular, y lo que pulula allí es un desfile de modas de trapos y zapatos deportivos, así como de gente que va a lo mismo que al Sambil, solo que sudando, nos decantamos por algo mas al estilo de real descanso y desconexión.

Es siempre un placer vincularse con la montaña de Caracas, apenas entras sientes la diferencia, el verdor, que se hace especialmente exhuberante en esta época de lluvias, nos envuelve, los pájaros que vuelan y hacen sus ruidos y cantos nos maravillan, y los ruidos en el monte, de los otros animales rastreros, que se mueven a medida que uno pasa por el camino de tierra, te hacen sentir que la montaña está viva.

Siempre en este punto de la subida al Ávila, recuerdo los avisos de tránsito amarillos de prevención, los cuales cuando era niño advertían con un dibujo del animal saltando, la posibilidad de que un venado brincara sobre tu carro en la Cota Mil. Siempre soñé con que me pasara a mi, pero seguro hace ya mas de 30 años que ningún venado ha tenido la peregrina idea de lanzarse a la ciudad.

Andando, andando y andando, recuerdo aquel día en que Mauricio y su ahora esposa Silvia me invitaron con los Wachis a tomar jugo de mora en Galipán, hacía un calor infernal en Caracas y resolví ir en "shores y chancletas", pasé frío. La subida a Galipán es otra cosa, hay que subir 30 minutos en rústico (SUV), allí el frío me recordó que la montaña tiene la magia de hacer bajar la temperatura del trópico unos 10 grados, e incluso un poco mas. En otras ocasiones Galipán ha servido de sitio para comidas realmente especiales, en lugares desde donde puedes ver el mar Caribe, allaaaaá abajo.

La subida es realmente fuerte, La Julia no es igual que Sabas Nieves, quizá deba parar un poco, el corazón se me va a salir del pecho, Raque quedó atrás, me preocupo un poco, recuerdo el día en que subimos por Los Dos Caminos, José, María Eugenia, El Pollo, Nacho y yo, hasta La Piedra del Indio, ese día no había desayunado, era medio día y el calor casi me hace desvanecer, cuando coronamos la Piedra, comimos algo de fruta y bebimos agua, la vista desde allí es inigualable, sobre todo después de haberte esforzado tanto.

Es mejor no parar, lo que voy a hacer es bajar el ritmo, sigo caminando, es ya la segunda subida, ¡coño cuando llegaré! Un día subimos hasta La Cascada de Chacaito Merce, Nenena, José y yo, que frías son esas aguas, pero que divino es mojarte con ropa allí, en esa ocasión aprendimos a gritar cualquier idiotez desde el tope de la montaña, el sonido del eco te da un poder vocal que quisieran muchos cantantes tener.

Cuando a mediados de los 80 reabrieron el teleférico, ese que era rojo, que cargaba 20 personas sentadas y que tenía que parar en la mitad del trayecto, subí varias veces con mis amigos del colegio, era otra Caracas.

Siempre escuche los cuentos de mis padres que, cuando jóvenes, subían a patinar en hielo en la pista que el dictador Perez Jiménez había colocado en el Hotel Humboldt – cerrado desde los años 70-. En los pocos años que funcionó el teleférico, y gracias a las explicaciones de mi cuñado suizo, de apretar fuerte los cordones de los patines en los tobillos, aprendí a patinar en hielo.

El Hotel Humboldt, nunca volvió a funcionar, aún así sus salones se han abierto para algunas fiestas y celebraciones, en diciembre de 2005 estuvimos Raque y yo en una fiesta casi “rave” del grupo Masseratti 2000 lts., fiesta en la que, entre las nubes que cubrían el hotel, bailamos al ritmo de la música electrónica hasta casi el amanecer.

Uff! Todavía tengo que subir esta última cuesta, ¡es super empinada! El teleférico volvió a abrir hace unos años, con unos carritos renovados y modernos. La vista desde allá arriba es perfecta, el mar Caribe que se confunde con el cielo por un lado y por el otro Caracas en pleno, la ciudad tiene un lejos espectacular.

Me decido a seguir sin parar subiendo esta cuesta larguísima y final, que me llevará hasta la Estación de Guardaparques La Julia, el esfuerzo es inmenso, pero la satisfacción al llegar no tiene precio, una vez mas estoy en El Ávila, respiro profundo el aire puro de la montaña, ardillas, y guacharacas protagonizan la escena, abajo en Caracas la vida sigue, para mi, por un rato, todo se detiene.