martes, 18 de marzo de 2008

LA TEMPERATURA


¿Y eso que es pana?, ¿Te compraste una radio?, fueron las preguntas de Luis en el instante que entró y vio en la sala de la TV, el extraño aparato con unos números grandes.

No viejo, es un termómetro, le contesté. ¿Qué? ¿Un termómetro para qué? preguntó sorprendido. Desde ese día tomé conciencia de que mi afición por conocer la temperatura ambiental y el estado del tiempo, viniendo de un país tropical, es algo realmente extraño.

En aquella época vivía yo en Madrid, y se justificaba el conocimiento de la variación de la temperatura, y aún así, para mis compañeros de piso, venezolanos, era una extravagancia insólita, aunque permanentemente y desde entonces, antes de salir y cada vez que podían, revisaban la temperatura para saber a qué atenerse. revisión que en Venezuela es totalmente inoficiosa.

El aparato en cuestión mide la temperatura dentro de la habitación donde uno esté, y además tiene una base remota que mide la temperatura afuera del edificio, con lo cual tiene uno la medición de afuera y de adentro. ¡Qué cosa más inútil! es la opinión mayoritaria de mis conocidos, al descubrir las funciones que para mí son lo máximo.

En Caracas, a nadie le resulta de utilidad el estado del tiempo, ó la temperatura que esté haciendo, salvo en diciembre que todos comentamos la bajada de "Pacheco", y desde mayo que empezamos a cocinarnos y a comentarlo inconcientemente en todo momento (para mayor información revisar la temperatura de las ciudades de Venezuela colocadas obsesivamente en este mismo blog). Y es que haga un poco de fresco ó más calor, no cambiamos el tipo de ropa jamás, siempre vamos un poco sobre abrigados.

En nuestro país, excepto quizá en los estados Andinos y particularmente en los Páramos altos, la constante es el calor, y aún así recuerdo que hace unos 20 años, nos dió por la moda de llevar “sweateres” a plena luz del día, a unos 30 grados de temperatura, ¡Que calor señores!, que decir de los calentadores en las piernas, de moda en el Norte del planeta, que hicieron furor entre las niñas acaloradas de Caracas en los años 80.

He visto casos de mujeres con botas de invierno y medias caminando en el centro de la ciudad, a 33 grados centígrados, no quiero ni imaginarme como estarán esas piernas y pies dentro de semejante horno.

Los caballeros, profesionales y menos profesionales, vamos de rigurosos traje, hechos con lanas y otras telas nada frescas, pero que son el último grito de la moda Otoño- Invierno en París.

Las chicas usan bufandas que abrigan el cuello y la garganta para evitar cualquier resfrío a estos helados 35 grados centígrados. Especial mención merecen los abrigos que venden en Zara, con todo y pelos, llevados en el Metro de Caracas como si estuviera nevando afuera. ¿En que estamos pensando?

Bueno amigos, la cosa es que mientras andamos vestidos de Otoño-Invierno-Primavera, siendo que vivimos en permanente verano, nos negamos a ver los termómetros y darnos cuenta de que no estamos en el invierno de nuestros sueños, sino en el trópico subdesarrollado de nuestra cálida y amable ciudad.

No nos damos cuenta de que los reportes del tiempo en todo el mundo dicen que en Caracas hay 30 grado centígrados invariablemente todo el año, y aunque la realidad es que si hay variación de temperatura entre la época de mas calor y la de mas frescor, ni nos enteramos, pues siempre vamos vestidos de la estación que haya en el norte.

Mi teoría es que no queremos saber que estamos aquí, es como una especie de estado mental de MATRIX en el que, nos hacemos lo locos y nos seguimos vistiendo bien abrigados, como lo hacen allá donde hace frío.

Entonces, cómprate tu termómetro, date cuenta que hace un calor infernal todo el año, y quítate ese abrigado pantalón de pana, esa bufanda que te saca sarpullido, aunque estás acostumbrada, y esos zapatones con medias gruesas, y ponte tus chancletas, tus pantaloncillos cortos, tu falda y tu camisita y sal al sol a sudar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues yo tengo una estación meteorológica como la tuya, y por supuesto estoy obsesionada con la temperatura al igual que tu... y cómo daría la vida por tener aqui el maravilloso clima caraqueño...de lo que más extraño y añoro, esos maravillosos 30ºC