miércoles, 5 de marzo de 2008

HACIENDO COLA


Allí estaba yo, con mi numerito recién tomado del “Q-matic”, feliz porque como soy cliente, puedo usar la tarjeta para que me den un número “especial” que me permite pasar antes del resto de los infelices que no son del banco.

Aún no había salido mi serie, yo tenía el 2578, seguro que van por el 2577 y ya me van a llamar.

Suena el “Ping” y titila el número 2000 indicando que le toca la taquilla 14, yo no entendí nada. Le pregunto a la señorita con el “wet look” y boca prominente y pintada de rojo que administra los tickets, si ese 2000 es mi misma serie, y ella responde que sí.

Estoy confundido le digo, ¿y mi tarjeta no es especial entonces?, Claro que es especial, me responde, todos nuestros clientes son especiales acota. Ah claro, pienso, lo que pasa es que están hoy todos aquí.

Después de 45 minutos de espera, decidí irme, me quedé con mi tarjeta especial y mis trámites sin hacer.
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Es una noche especial, estoy muy contento, no hay ninguna razón especial, es solo que estoy bien. Cuando llego a la casa agarro a mi esposa y nos enfilamos al nuevo restaurante de Ostras, ese en el que comimos con los amigos aquella vez, de solo pensar en la docena que me voy a comer con un buen vino, se me hace agua la boca.

Al llegar, la congestión de gente nos tumba un poco el ánimo, pero seguimos entusiasmados, decidimos que vale la pena y nos anotamos en la cola.

Yo lo anoto señor, pero hay 16 personas antes de usted… ¿Y cuanto tendremos que esperar? Pregunto, Como unos 50 minutos señor, responde con desidia la señorita, quien por alguna razón no puede hacer contacto visual con nosotros. Nos quedamos de pie esperando.

Al rato de espera, moviéndonos a cada rato que nos pedían permiso para pasar los mesoneros, decidimos, ya de malas, irnos a otro sitio.

Intentamos 2 sitios más, el de comida mantuana-internacional, no estaba tan congestionado, pero ya al borde de nuestra paciencia, no aguantamos 1 solo gesto que no nos gustara, y como la atención a nuestra solicitud de mesa no fue atendida de inmediato, nos fuimos.

En el de Sushi, la cosa se complicó pues había que esperar para aparcar el carro, así que luego de recorrer 2 veces, 2 cuadras alrededor del sitio sin éxito nos marchamos.

Terminamos pues de mal humor entre nosotros, frustrados por no haber podido tener la cena que queríamos y haciendo otra cola para mal comernos unos perros calientes en la calle.
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Mi celular dejó de recibir mensajes hace 2 días, yo me cambié a Telefónica porque creí que el servicio sería mejor, por aquello del GSM, nunca me gustó eso de que cambiara TELCEL a MOVISTAR, pero bueno, lo de la mejor tecnología me sedujo.

Finalmente tengo un tiempito para llamar a una operadora a ver como hago para que se arregle este problema, luego de hacerme marcar 7 veces 1 para confirmarle a una máquina que realmente quiero hablar con un ser humano, la máquina me indica, con una insólita alegría que tengo por delante 8 personas, y que en pocos minutos alguien atenderá mi llamada, a lo que sigue la musiquita esta gringa….I am walking on sunshine… wow, wow.WOW!!!!

Luego de esperar 20 minutos, con la cancioncita repitiéndose una y otra vez, con la oreja peligrosamente caliente, pegada a las ondas electromagnéticas del celular, me atiende una muchacha, que parece salida de una tienda de pan, pues no sabe absolutamente nada de lo que estoy hablando. Llegado un punto de mi reclamo, la muchacha me indica que espere en línea, tranca, y con ella se va mi conexión.

Sigo sin recibir mensajes, estoy mejor así.
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Los días, semanas y meses transcurren, uno detrás del otro, diariamente hacemos todo tipo de colas en las ciudades que habitamos. Las actividades mas placenteras se vuelven complicadas y poco atractivas pues las precede una cola larga. La gente hace colas por las razones mas insólitas, para esperar el nuevo Wii, para esperar el lanzamiento del nuevo I-Phone, y para comprar de primero el nuevo libro de Harry Potter. Una de las pocas cosas para las que no se hace cola en Caracas es para ver el Avila.

6 comentarios:

Roberto Torres Luzardo dijo...

Esto se merece comentario.
Hacemos cola para comprar, consumir, comprar, mover dinero, comer (pagar por comer, es decir, comprar)... Y para subir el ávila no hay cola. Excelente mensaje, te felicito por el blog.
Sigamos haciendo las colas que nos tocan... y donde no haya cola, aprovechemos.

Anónimo dijo...

me trae tantos recuerdos caraqueños que no sé si reir o llorar!!! :S lo peor es que es tan "normal" hacer cola que te tratan como si fuera parte del servicio, osea no te quejes que esto es lo que hay!. horrible!.
saludos,
t.

Solo C que no C nada dijo...

Tenes razón pibe, pero si este loco nos sigue gobernando o mejor dicho desgobernando, pronto el Ávila estará lleno de ranchos y no habrá mucho que ver, cónchale!!! me llaman de mi cola, chau Ivanov.

Carla Mariela dijo...

no vivo en Caracas pero la padezco a cada rato, con mayor o menor éxito, y así me encuentro en sus colas, sus atascos y esa urgencia de ir rápido en una ciudad donde todo funciona leeeeento, tan lento que hace que uno extrañe su pueblo jejeje para ver el Ávila no hay que hacer cola porque simplemente lo vemos desde la cola :o)
un abrazo y suerte con los numeritos!

Patricia Torres dijo...

Hola!
Amigo, cuanto te entiendo!!!
A veces solia tomar el numero en el banco de venezuela e irme al lado al Banesco a hacer la fila para depositar un cheque. Y entre una cosa y otra, podia sacar copias, verificar si estaban listos unos arreglos de la ropa, leerme todo un capitulo de un libro, una vez HASTA CHANCE ME DIO DE COMER...
Una de las razones que decidi sellar pasaporte y salir, fue justamente esa: Aca llamas a pedir una cita para que te atiendan en el banco, un dia y a una hora especifica y si llegas a la hora acordada, apenas te da tiempo de poner tu espalda pegada a la silla.
Siempre hay puesto y en contadas ocasiones realmente el bus se pone insoportable.
Y con todo y las ventajas de mi hoy, sigo recordando con infinita nostalgia mi Avila querido. Y sabes que? debimos haber sido vecinos, porque la vista que tienes en tu portada, se parece mucho a la que yo vi durante toda mi vida... hasta hace solo 6 meses.
Saludos,

IERL dijo...

Hola a Todos.

Roberto: Si, efectivamente, hacemos demasiadas colas, para demasiadas cosas, yo prefiero evitarlas, pero tengo la impresión de que mucha gente está atrapada en la costumbre y ni se da cuenta que la calidad de vida baja así, pero bueno, así es. Saludos.

Tcalo: Es cierto , la gente ni se queja, quizá sea porque sabemos que no hay remedio realmente, que nadie te escucha, y no habrá solución. Además estamos atrapados en eso de que somos gente de buen humor, y eso parece que implica no protestar. Extraño.

Jose V: Espero que te equivoque y jamás lleguemos a ese horror de ver chabolas en el Avila, es lo único que nos queda. Abrazo.

Carla Mariela: Es lenta la ciudad perovamos volando sus ahbitantes, rara cosa, pero muy cierta y frustrante. Saludos

Alexandria: Si amiga mía, afuera todo es distinto, y es que igual se hace cola y se espera, pero no como aqui en Caracas. Si viviste en El Marques fuimos "vecinos" yo apenas tengo 3 años aqui, y lo que me gusta es la vista al Avila. Saludos.