Desde sus inmediaciones, quienes tenemos la fortuna de vivir en sus faldas, sufrimos viéndole arder, respiramos durante días el humo de sus árboles en llamas y fuimos testigos de excepción de como cada mañana amanecía humeando, y en la noche se veían las llamaradas desde lo alto, como si se tratara de un volcán ó de esas fotos espaciales de las explosiones solares.
Ya paró. Los Bomberos lograron apagarlo hace varios días, y la lluvia sorpresiva debió terminar de refrescar la montaña.
Después de la quemazón siempre, poco a poco y con mucha paciencia renace todo, todo volverá a su carril.






2 comentarios:
Qué dolor, Iván...
No tengo palabras.
Un abrazo.
Sabes si ya abrieron el paso por sabas nieves??????
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