domingo, 31 de agosto de 2008

LOS LOROS



En medio de tanta cosa impactante y amenazante, en medio de la violencia de la calle, en medio de la adversidad que ha envuelto a nuestra Caracas, devastada, surgen como símbolo de la esperanza y de la posibilidad los Loros.

Todas y cada una de las mañanas de la vida, bajan del Avila cientos de Loros Reales, los cuales, como una jauría aérea, pintando el cielo de verde esperanza, con destellos amarillos, rojos y azules, cruzan la ciudad en busca de la gente.

Les encanta el contacto con las personas, chillan desesperados para que uno los vea, para que uno se dé cuenta de que están allí, cerca muy cerca de uno, acompañándonos en nuestras vidas, viéndonos tocar corneta desesperados en una cola, escuchando nuestras quejas del pésimo funcionamiento de casi todo, mirándonos reír a carcajadas, ó llorar a mares.

Van en parejas, como vamos ó queremos ir todos, felices volando encima del verdor magnífico de Caracas, y entre los intensos rayos del sol tropical.

En la tarde, cuando ese mismo sol ya empieza a ocultarse al oeste de la ciudad, de dos en dos, en parejas, emprenden su viaje de regreso a la montaña. Algunos dicen que van de norte a sur, otros los hemos visto viajar de oeste a este, pero desde que tengo memoria, me han regalado una gran felicidad al verles volar de regreso a sus casas, día tras día. ¡Ojalá pudiera yo volar igual a la mía!

Hace algunos días tuvimos la inmensa felicidad de recibir en la ventana de nuestra sala, la visita de una pareja de Altezas Reales, sus plumas verdes y sus chillido estruendoso nos sorprendieron dentro de la casa, nos sentamos en el piso y logramos compartir con ellos un rato maravilloso, hasta que decidieron volar y seguir su camino a la ciudad, fuimos su primera parada.



Al día siguiente, volvieron, esta vez a la ventana de nuestro cuarto, nos veían con tanta curiosidad como nosotros a ellos, volteaban su cabeza y hacían ruidos, como queriendo decirnos algo, nosotros nos paralizamos de emoción, al intentar tocar a uno de ellos, su pareja se fué volando y éste la siguió.

Hemos decidido pues, que ésta visita inesperada, y el vuelo de estos conciudadanos por encima de nuestras cabezas, es definitivamente un buen augurio, pues, en medio de tanta cosa, tanta violencia y tanta adversidad, la ciudad que vive y vibra independientemente de quien esté a cargo, nos enseña que somos mucho mas que nuestras dificultades.

5 comentarios:

Solo C que no C nada dijo...

JAJAJA, muy refrescante el cuento, el problema que veo es cuando sus "Altezas emplumadas" hagan sus necesidades y las mismas caigan en el parquet, ay mama.

*Aire* dijo...

Hace un par de años, cuando apenas comenzaba la carrera, pasé por un momento bastante difícil en mi vida, y por supuesto, esto coincidió con los parciales. Minutos antes del examen no podía dejar de llorar, así que me fuí a Tierra de Nadie, me tendí en la hierba...y los sentí volando, eran decenas! verdes, bullangueros :) y fue como recordar que yo podía estar mejor, que hay esperanzas! Desde ese entonces aprendí a amar las bandadas de loros que rompen el gris de mi ciudad.

:) Gracias por el recuerdo y la sonrisa que me has arrancado! ♥

rb dijo...

los loros y guacamayas de Caracas...
Siempre me parece magico verlos en libertad, siguiendo su ruta milenaria.
Ojala que esten alli por siempre.

Glo dijo...

En mi viaje a Caracas, tuve la ocasión de subir hasta la cima del Avila y tu comentario me le ha recordado, hace ya tanto tiempo...
pero todos los días en Aluche -un barrio del oeste de Madrid- veo bandadas del cotorras verdes que se han aclimatado a pesar de ser aves tropicales. Dicen que se escaparon del Zoo, que está cerca. Se alimentan de los desperdicios del parque aluche.Me ha gustado mucho tu post. saludos - gloria

IERL dijo...

JV. Afortunadamente tu hermana impidió que ponga frutas en las ventanas a ver si los Loros se mudan al apartamento, así que no ha habido "necesidades de loro" que lamentar. Abrazo.

AIRE. Me alegra haberte hecho sonreir.

RB. Efectivamente, yo tambien espero que no los hagamos huir a otro lado, nuestra fauna es sin duda espectacular.

GLO. Jamás hubiera pensado que habían cotorras en Madrid, deben congelarse de frío en invierno. Ojalá puedas / quieras, volver a Caracas, realmente es una ciudad para disfrutar, aunque nuestras autoridades insitan en destruirla.