lunes, 3 de diciembre de 2007

DICIEMBRE




No me caracterizo por ser precisamente navideño, y es que en esta época del año se me saltan las emociones y me da como tristeza.

No soy como otra gente, a quienes la navidad les da por la alegría desbordada y bailan gaitas a rabiar, andan contando las hallacas que se comieron, atesoran los rones, ponches crema, y wiskys que se han bebido, anochecen en un centro comercial, haciendo las compras de rigor, y salen de bonche indefectiblemente el 24 y el 31. Tampoco soy aquel que se deprime ó malhumora esos días, solo se me facilita la tristeza.

De niño para mi la navidad era la época en la que salía esa pajita morada en todo el Ávila, la misma que de adolescente me daba asma, en esa época hacía un poco de frío en Caracas-todavía hoy-, sonaban las gaitas por todos lados, y mi familia viajaba a Mérida en carro, donde nos esperaban abuelos, tíos y primos. Mis dos hermanas y yo nos íbamos enloquecidos de felicidad pues se abría un mundo de juegos con los primos y primas.

En Mérida el 24 de diciembre Carmencita se disfrazaba de San Nicolás, y entregaba los miles de regalos a toda la familia, los abuelos, 6 hijos, sus esposas/sos y en su mayor momento como 21 nietos, aquello era interminable. Luego en la madrugada mis padres nos ponían al lado de la cama los regalitos del Niño Jesús.

En Mérida, a diferencia de mi casa en Caracas, había arbolito, y un pesebre grandísimo hecho por mi abuela Mameye, con laguitos, montañas con picos nevados, cascadas, ovejas de anime y algodón, los fulanos pastorcitos, y unos ángeles que me parecían un poco enigmáticos, era así como un Belén andino. También se hacían hallacas, y siendo una familia tan grande la fiesta era permanente.

El 31 de diciembre era raro, pues no había regalo, y un poco fastidioso eso de la pinta para estar en la misma casa, el momento cumbre era, por supuesto, cuando daban las 12, y empezaba la lloradera de todas y algunos, de niño nunca entendí por qué lloraban, ahora podría llorar desde antes de las 12.

El llanto terminaba cuando mis primos mayores iniciaban la echada de cohetones y triqui-traquis, que desembocaban en la quema del año viejo, un muñeco hecho por el tío Edgardo, siempre con un tema político.

Ya de adulto la navidad cambió y pasó a ser época de echarse palos y rumbear. Recuerdo una navidad en que toda mi familia se fue de Caracas y me quedé solo, era un estudiante de 4to año de derecho, no creo haber vuelto a rumbear tanto en tan corto tiempo, creo que no vi la luz del medio día en 10 días, mi amigo Roberto, María Alejandra y yo descocimos Caracas, y nos bebimos casi una caja de whisky “Ye Monks” de mi padre, los cigarrillos nunca alcanzaban, y a golpe de 7 AM, la emprendíamos contra las colillas.

Caracas es una fiesta en diciembre, desde el 1ero hasta el 24. Uno puede enfermarse de tanto comer y beber, no poder más de tanto reír y compartir con familia y amigos, y gastar tus utilidades en los 12 regalos que “tienes” que dar, más el tuyo mismo. Después del 24 de diciembre la ciudad muere literalmente.

He pasado algunos 24’s y 31’s fuera de Caracas, los prefiero por aquello de la desconexión de los sentimientos. En Madrid recuerdo uno con Clutch, ambos sin familia, pelando, y sin plan, lo pasamos muertos de frío en mi piso de la Calle Pedro Heredia a punta de vino tinto y música desde mi laptop.

Otro anterior lo pasé en Berna con la familia de mi cuñado, su padre Max nos invitó a acompañarle a cantar villancicos con el coro del vecindario, a varios grados bajo cero, en la madrugada del 25, fue un momento sublime.

En Roma recibí el año 2002, en medio de un baile de vals y miles de botellas de champaña en la Piazza del Poppolo, luego recorrí la ciudad con Luis Guillermo, bebiéndonos el año nuevo hasta el amanecer. En Bogotá con Andrés, Mauricio y Ángeles recibí el 2003, fue como estar en Venezuela pero con otra familia.

Quizá el mejor, lo pasé de la manera mas sencilla, como casi nadie piensa sea ideal, en un avión a muchos pies de altura, cruzando el Atlántico, le dije Feliz Navidad a la mujer que amo, así es la nostalgia navideña.

Diciembre es sin duda un mes particular, de tristezas y alegrías entremezcladas, pocos son quienes pueden, en occidente, escapar al espíritu de esta época del año, ¿entonces? pasarla bien ó que nos sea leve, ustedes dirán.

7 comentarios:

Jackie dijo...

Iván, ya va. No me puedes dejar así. Me leí todo este post tan bello esperando saber en algún momento la razón para tu tristeza decembrina. Me pusiste el corazón super blandito, escribes lindo Iván ♥

Tiene que haber una razón, sólo te voy a decir algo: cuando tengas un hijo la Navidad ya no va a ser triste. Vas a revivir la magia de aquellas fiestas de Mérida a través de los ojos de tu niñito. Así me pasó a mi. Créeme.

No hay sensación más bonita.

Anónimo dijo...

Ciertamente me conecté con todo lo que describes, en especial por la insólita facilidad de ponerse triste los 31s desde que ya estamos adultos. Uno empieza tontamente a hacer "balances": este año logré esto y no logré lo otro...y así termina uno echándose a perder la noche.
Para este Diciembre decidí escaparme de Caracas a ver si la tristeza de que es la primera Navidad sin mi papá se me diluye entre la nieve. Aunque con toda seguridad, la primera Navidad que paso con mi esposo será capaz de innundarme de felicidad esos días :)

Anónimo dijo...

Iván, sigue escribiendo, es una muy buena terapia para sacar de sí los sentimientos -alegrías y tristezas. Seguramente, un día, encontrarás algún motivo de felicidad para los días navideños...
Felicitaciones y feliz navidad!

IERL dijo...

Hola a todos.

Jacqueline. No es tristeza decembrina pura y dura, es que me da tristeza, pero igual me divierto. Que bueno que te haya gustado el post.

Toña. Seguro la pasan mundial en N.Y. Un abrazo.

Anónimo. Gracias por tus deseos. Ya soy feliz en las navidades, es solo que me pongo mas sensible y se me faciloita la tristeza.

Anónimo dijo...

Bueno chamo así es la navidad y la cosa, yo la odio

Anónimo dijo...

La Navidad es una fecha de gran trascendencia, significa el nacimiemnto de Cristo; para los que creemos en él, representa el reforzamiento de su influencia en nuestra vida.

En Mérida, la Navidad comenzaba con las misas de aguinaldos, entre el 16 y el 23 de Diciembre,que se celebraban a las 4:00 AM. Después de éstas, nos ibamos a patinar entre Mérida y Ejido.
Terminaban estas fiestas con la Paradura del Niño, que tenía lugar entrado Enero.
El día 6 de Enero, tenía lugar el desfile de los tres reyes magos, a caballo, con su vestimenta que nos trasladaba a la época del nacimiento de Cristo.
Mis recuerdos son de alegría en todos esos días.
El Año Nuevo, es el recomenzar de nuestras vidas. Implica, a mi modo de ver, la vigencia de la esperanza, como lo es cada día que amanece.
Nuestra vida está llena de alegrías y tristezas.

Tu escrito está lleno de ternura y recuerdos que traen lágrimas a los ojos, pero relacionadas con el cariño que nunca se borrará de nuestra mente y de nuestros corazones.

Adelante, continúa escribiendo, vale la pena hacerlo como lo haces.

JIRR

Catalina dijo...

"la pajita morada en El Avila..." me mataste con ese recuerdo Ivan!

Que BELLO tu post! mis recuerdos mas bellos de Navidad son en Venezuela!

el "pacheco" de diciembre :)

Un beso Ivan, gracias por este post y Feliz Navidad!